"Nunca quise cambiar mis opiniones, por lo que estaría dispuesto a dar la vida y no sólo estar en la cárcel [...] Quisiera consolarte en esta tristeza que te di, pero no podía hacer otra cosa. La vida es muy dura, y los hijos a veces tienen que dar el gran dolor a sus madres si quieren conservar su honor y su dignidad como seres humanos."

Antonio Gramsci, Carta a su madre, 10 de mayo de 1928