Saludo de Dolores Ibárruri a la Conferencia de la JSU

Dolores Ibárruri, "Saludo a la conferencia de la JSU" Discurso pronunciado en la Conferencia de las Juventudes Socialistas Unificadas, realizada en Tolousse, Francia, el 12 de enero de 1946. 

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Saludo a la Conferencia de la JSU

 

 

Camaradas y amigos:

Es para mi una gran satisfacción saludar, en nombre del Partido Comunista de España, esta reu­nión juvenil, expresión viva del espíritu comba­tivo de la Juventud española; de la juventud que luchó con las armas en la mano por la libertad y la democracia; de la juventud que pasó con honor la prueba de las cárceles y de los campos de con­centración; de la juventud que peleó en el «ma­quis» francés, que combatió junto al pueblo sovié­tico contra los chacales hitlerianos; de la juventud que mantiene en alto la bandera de la resistencia en España, mientras se prepara para los combates decisivos que han de abocar a la liberación de nuestro país! (clamorosa ovación).

Cuando en las entrañas de la España reacciona­ria se gestaba la traición que tanta sangre y tantos sufrimientos había de costar a nuestro pueblo, las Juventudes Socialistas y Comunistas con un gran sentido de responsabilidad histórica, fundieron en un solo afán sus comunes aspiraciones, dando vida a la potente Federación de Juventudes Socialistas Unificadas que tantas páginas de gloria y de he­roísmo habla de escribir en el transcurso de nues­tra guerra liberadora.

Y, al surgir a la vida, en ese periodo tormentoso de luchas patrióticas y revolucionarias que hicie­ron del pueblo español un bastión de la libertad del mundo, las Juventudes Socialistas Unificadas, portaban ya, desde su nacimiento, el ardor comba­tivo, la resistencia frente a la opresión y la voluntad de luchar por ser y vivir libres, que son hoy, como entonces, las características más acusadas de las Ju­ventudes  Socialistas Unificadas.

La Juventud Socialista y la Juventud Comunista tenían en su haber una dura experiencia. La lucha de octubre de 1934 cuya derrota en no pequeña parte se debió a la desunión y falta de coordina­ción de las fuerzas antifascistas, fue una tremenda y sangrante lección para la juventud.

En los combates contra el enemigo común, los jóvenes comunistas y socialistas aprendieron a co­nocerse y estimarse. El mutuo conocimiento acortó las distancias y derribó los obstáculos que el secta­rismo había levantado en el camino de la unidad.

Y en 1936, las juventudes socialista y comunista, impulsadas  y  ayudadas  por los  dirigentes  de  los partidos obreros a cuyos programas se consideraban adscritas se fundieron en una sola organización de combate, terminando con la división de la juventud trabajadora.

La unidad de la juventud fue una batalla ganada a las fuerzas reaccionarias.

El Partido Comunista defiende la uni­dad de la juventud, porque romper esta unidad seria dar una victoria a Franco.

Y el Partido Comunista de España, conside­rando la enorme importancia y trascenden­cia de la fusión de las organizaciones juve­niles, se esforzó a todo lo largo de la guerra por ayudar a la Juventud, por mantener y consolidar la unidad de la Juventud. Porque mantener la uni­dad de la Juventud, era mantener unido el Ejér­cito, ya que más de medio millón de jóvenes socialistas unificados luchaban en los frentes de la Es­paña republicana, y trabajaban en la retaguardia de la España que combatía contra la reacción inter­nacional (Grandes aplausos).

Mantener unida la Federación de Juventudes, era mantener unido el frente de la resistencia contra el fascismo, significaba continuar la lucha con posi­bilidades de victoria.

El Partido Comunista, hoy como ayer, defiende  la unidad de la Juventud frente a los intentos de disgregación que realizan las gentes que no han aprendido riada del pasado. El Partido Comunista  defiende la unidad de la Juventud porque romper esta unidad, seria dar una victoria a Franco, seria hacer el juego a los enemigos de la democracia, se­ria retrasar la hora de la liberación de nuestro pue­blo...

En el fuego de terribles combates y en las rudas experiencias de la lucha ilegal, dentro y fuera de España, ha sido comprobada la eficacia dé la unidad de la Juventud; unión, repito, inspirada en princi­pios revolucionarios y patrióticos; unión forjada para, la defensa de los intereses vitales de la juven­tud trabajadora, unión consolidada en la lucha por la defensa de las libertades patrias pisoteadas por las castas fascistas y reaccionarias.

¡Y es una ofensa intolerable a la sagrada me­moria de los jóvenes héroes y mártires que cayeron en la lucha enmarcados en las filas de la J.S.U., tratar de romper la unidad de esta juventud, que sello su hermandad política y combativa con la sangre de los mejores, vertida en los campos de batalla, en el tormento y ante los pelotones de eje­cución!...

Nosotros queremos una juventud con vida propia e independiente.

Nosotros queremos una juventud unida, y una juventud con vida propia, indepen­diente, sin tutores ni curadores que media­ticen la vida y la actividad de la organización ju­venil.

Y si alguien dudara de la capacidad de la juven­tud para regir, de manera independiente, sus pro­pias organizaciones, bastaría recordar las rudas y elocuentes experiencias vividas en estos diez años para hacer comprender él error que significa tratar de hacer de la juventud un apéndice de no importa cual Partido u organización (Muy bien).

El Partido Comunista considera que la acción de la juventud, aún formando parte del conjunto de las actividades de las masas trabajadoras, tiene, sin embargo, tareas propias y especiales que realizar.

Los métodos de trabajo, de organización y de lucha de la juventud no pueden ser de ninguna ma­nera copia mecánica de los métodos y formas de trabajo de los Partidos, sino que han de adaptarse a las condiciones de existencia y a las necesidades de la nueva generación.

Lenin, el gran maestro de la juventud, «el hom­bre que arrancó de su pecho el corazón ardiente para iluminar con sus llamas el camino de la hu­manidad», como en bellísima metáfora escribiera Máximo Gorki, era partidario decidido de la inde­pendencia de las organizaciones juveniles.

En el Congreso Internacional de Stuttgard, cele­brado en 1907, Lenin defendió con firmeza la in­dependencia de las Organizaciones Juveniles.

Y cuando después de éste Congreso, y a pesar de los acuerdos, los jefes socialdemócratas se esfor­zaban por frenar el desarrollo independiente del -movimiento juvenil, es también Lenin quien le­vanta su voz para decir: «Frecuentemente los hombres de edad madura y los viejos no saben abor­dar a la juventud de manera apropiada. La juventud necesariamente ha de venir al Socialismo de una manera diferente, por otras sendas y en otras cir­cunstancias que lo hicieron sus padres, por eso no­sotros tenemos que estar decididamente en favor de  la  independencia  de las organizaciones de la Liga Juvenil no solo porque los oportunistas te­men esa independencia, sino por la misma natura­leza del caso, pues solo teniendo completa inde­pendencia, la juventud estará en condiciones de educar buenos socialistas y de prepararse para lle­var el Socialismo hacia adelante... »

Hay gentes que están en contra de la unidad e independencia de la organizción juvenil, porque según ellos, los jóvenes se dejan influenciar por los comunistas.

Pero si esto es verdad ¿por qué puede ocurrir? ¿Por qué en el desarrollo de nuestra guerra, los me­jores combatientes de las Juventudes Socialistas Unificadas se acercaban al Partido Comunista, bus­caban las orientaciones del Partido Comunista, querían ser educados en los principios y fundamentos en que se apoya el Partido Comunista? Pues por­que los jóvenes de las Juventudes Socialistas Uni­ficadas, veían en los hombres del Partido Comu­nista y en la política del Partido Comunista refle­jados sus deseos de lucha y de resistencia, reflejados sus deseos de combatir sin desmayar hasta lo­grar... (Enorme ovación que impide oir el final de la frase).

La juventud quiere luchar y quiere luchar por algo concreto y no por abstracciones; quiere luchar con su propia personalidad y no sirviendo de rodigón a los que no son capaces de hacerlo ellos.

Sólo en la Unión Soviética el hombre ha dejado de ser una mercancía y ha adquirido su verdadero valor humano.

Con gran satisfacción escuchaba yo el informe del camarada Gallego, donde afirmaba que la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas ve en el Socialismo la meta de sus aspiraciones y orienta sus actividades en los principios del marxismo-leninismo-stalinismo. -Y ¿como po­dría ser de otra manera, camaradas y amigos de la J. S. U.?

Solo en el Socialismo la juventud trabajadora en­contrará cumplida satisfacción a todas sus ansias de cultura, de bienestar, dé preparación técnica, de libertad.

Sólo en el país del Socialismo, en la Unión So­viética, el hombre ha dejado de ser una mercancía y ha adquirido su verdadero valor humano. Sólo en el país del Socialismo, que ha destruido el poder de las clases explotadoras, puede valorizarse al hombre como de manera gráfica lo hizo Stalin el 4 de mayo de 1.935 ante la promoción de nuevos Oficia­les del Ejercito Rojo diciendo que «entre todos los tesoros más preciosos que existen en el mundo, el más valioso y el más decisivo es el hombre». Las Juventudes Socialistas Unificadas luchan por el Socialismo.

Morir por la libertad del pueblo y de la patria no es morir, sino vivir pa­ra siempre en el recuerdo agrade­cido que el pueblo y la Patria dedican a sus Héroes.

Con el pensamiento puesto en ese mañana luminoso de libertad y de justicia cayeron como bravos los combatientes de las Juventudes Socialistas Unificadas que lucharon en nuestra guerra, primero en los batallones de milicias y más tarde en las Unidades regulares del Ejercito Republicano. ¡Pensaban en el Socialismo y luchaban y morían por la República!... Y no había en ello ninguna contradicción. Porque luchar por la República, luchar por la democracia, era acercar el triunfo del Socialismo.

Luchaba nuestra juventud y el mundo se ponia en pie para contemplar el heroísmo de nuestros combatientes.

No eran mentira las estrofas del Himno de las Compañías de Acero, que un poeta popular com­puso como homenaje a nuestros héroes: «Las Compañías de Acero, cantando a la muerte van... » ¡Iban cantando a la muerte defendiendo el dere­cho a la vida y a la libertad! ¡Iban cantando a la muerte, porque morir por la libertad del pueblo y de la patria no es morir, sino vivir para siempre en el recuerdo agradecido que el pueblo y la Patria dedican a sus héroes!... ¡Lina Odena, Medrano, Rubén, Justo, Vitini y tantos héroes de nuestra Juventud, no han muerto! ¡Viven por siempre en el corazón de cada uno de nosotros, vivirán en el cariño y la devoción de las nuevas generaciones!... (Gran ovación).

No olvidamos, no podemos olvidar, los nombres de nuestros combatientes; del Comisario Belmonte que hizo honor a la consigna de los Comisarios: «Ser el primero en avanzar, ser el ultimo en re­troceder.» No olvidaremos" los nombres gloriosos del Comandante Leal; de Coll, el marino antitanquista; de Celestino García, el sencillo campesino de Morata de Tajuña. No olvidaremos a Juanito García, el primer capitán de Milicias; a Andrés Martin; a Guyón, a Antonia Sánchez y a tantos y tantos héroes de la juventud!

Pero el recuerdo de los caídos no nos hace olvi­dar el presente agitado y turbulento.

Camaradas y amigos de las Juventudes Socialis­tas Unificadas:

España continua esclavizada, pugnando por rom­per las ligaduras que la oprimen.

La lucha no ha terminado y hay duras y decisivas batallas que librar. No podemos dar por cancelados nuestros deberes para con nuestro pueblo, hasta tanto que en nuestra Patria no hayan sido restable­cidas las libertades democráticas que el fascismo destruyó, haciéndolas por ello más entrañables y queridas para nuestro pueblo

La Federación de Juventudes Socialistas Unifica­das nació hace diez años, cuando en las castas rea­ccionarias se gestaba la traición a España. En 1946, cuando ya alborea el amanecer de la libertad de España, celebráis, y ello es bien significativo, la primera Conferencia de las Juventudes Socialistas Unificadas en el exilio, para reafirmar vuestra uni­dad, para trazaros un Programa de lucha y combate, para decir al mundo que el espíritu del Ma­drid inmortal está vivo, porque vivo y ardiente per­manece en el corazón de la juventud española el amor a la libertad !...

¡Camaradas y amigos de las Juventudes Socia­listas Unificadas! Un consejo de vieja camarada: Estrechad vuestras filas. No toleréis que se atente a vuestra unidad. Luchad sin descanso contra los que traten de sembrar el cisma y la división en vuestra Organización, porque la división solo a la reacción española puede favorecer, porque la divi­sión solo a Franco y Falange puede servir.

Reforzad el trabajo de organización de la J.S.U., y con espíritu de comprensión y camaradería, sin sectarismo, sin reservas, buscad la alianza con todas. las fuerzas juveniles españolas, con todas las orga­nizaciones juveniles que, como vosotros, se afanan y luchan por una España de libertad, de democracia y de progreso.

¡Levantad más alta que nunca la bandera de las Juventudes Socialistas Unificadas! ¡Adelante las nuevas promociones juveniles por el camino de la lucha, del trabajo, del estudio, del sacrificio y del heroísmo, que marcaron con su sangre las primeras promociones de jóvenes, cuyos nombres, aureolados de gloria viven para siempre en el libro de oro de la Historia!

¡Vivan las Juventudes Socialistas Unificadas, plantel de héroes y combatientes patriotas y abne­gados!

¡Viva la lucha por la libertad!

¡Viva la República!

 

(Las ultimas palabras son acogidas con clamoro­sos vivas a Dolores Ibárruri, a las Juventudes Socia­listas Unificadas, al camarada Santiago Carillo y con una prolongada ovación del público que, pues­to en pie, canta la «Joven Guardia» y el «Himno de los guerrilleros».)