Fases del Desarrollo Histórico

En la historia de las sociedades debemos distinguir entre periodos de desa­rrollo pacífico y periodos revolucionarios. Los periodos revolucionarios son lapsos relativamente cortos( 18) en los que "surgen a la luz contradicciones que han madurado a lo largo de décadas y hasta de siglos"( 19), y se manifiestan en agudas crisis económicas y políti­cas, y donde la lucha de clases madura hasta llegar a la guerra civil abierta, es decir, a la lucha armada entre dos partes del pueblo(20).

Nuevos torrentes del movimiento social se incorporan a la lucha y su núme­ro crece sin cesar. Lo que caracteriza a toda revolución es la decuplicación o centuplicación del número de hombres capaces de librar una lucha política, pertenecientes a la masa trabajadora y oprimida, antes apática. En estos períodos, pequeños partidos con una línea justa pasan a ser con­ductores de millares de personas.

Periodo prerrevolucionario

El paso de una época de desarrollo pacífico a un período histórico revolu­cionario no se da, sin embargo, de golpe sino a través de un ascenso gradual de la efervescencia política y social.

En el período prerrevolucionario aumenta en forma extraordinaria el núme­ro de huelgas y se tiende a pasar de las huelgas económicas a las manifesta­ciones políticas. Las masas en general demuestran un vivo interés por la política, preocupación que luego se volcará en acciones directas. Las con­tradicciones entre las clases y fracciones de las clases dominantes tiende a agudizarse.

Cualquier conflicto con el gobierno en el terreno de los intereses sociales progresistas, por insignificante que sea en sí mismo, puede transformarse, si es correctamente encausado por la vanguardia revolucionaria, en un incen­dio general. (21)

El periodo prerrevolucionario es, entonces, el periodo que precede al parto revolucionario propiamente tal. En él se encuentran muchos de los elemen­tos que, en un grado más intenso, estarán presentes cuando estalle la revolu­ción, pero existen también diferencias cualitativas entre ambos: en el perio­do revolucionario la lucha de masas, que empieza a constituir en el periodo prerrevolucionario una amenaza para el régimen, pasa a adoptar formas organizativas que se oponen, de echo el poder vigente sin que éste tenga ya fuerzas para arrasar con ellas. Se produce un salto cualitativo tanto en el número de personas, hasta entonces inactivas, que ahora se integran a la lucha, con en el tipo de acciones que realizan.

Período Revolucionario: movimiento por oleadas

Tanto en los periodos prerrevolucionario como en los revolucionarios el movimiento de masa se da "por oleadas"(22), no tiene un ascenso constante, permanente. Después de intensos combates económicos y políticos las masas se agotan: necesitan tomar un respiro para recuperar fuerzas y conti­nuar en la lucha.

Es importante saber diferenciar estos periodos de calma, que preceden a nuevas tempestades, de los periodos de estancamiento, donde las condicio­nes objetivas para un nuevo ascenso revolucionario ya han desaparecido, puesto que la táctica de una vanguardia revolucionaria debe variar radical­mente de una situación a otra.

Lenin describe a estos periodos que se dan con relativa calma dentro de un periodo revolucionario como por ejemplo los primeros meses de 1906. que sucedieron a la insurrección armada de diciembre de 1905, afirmando que se trata de un periodo de "calma momentánea" debido a que las fuerzas de la clase obrera están exhaustas por una lucha aguda que duró casi un año, no obstante ello se trata de a calma que precede a una nueva tempestad(23)

Es un "periodo de acumulación de energías revolucionarias (afirma Lenin), de asimilación de la experiencia política de las etapas recorridas, de incor­poración de nuevas capas de la población al movimiento y, por consiguien­te, de preparación de un nuevo empuje revolucionario más vigoroso"(24)

Período contrarrevolucionario

No es fácil para los protagonistas de la revolución determinar con precisión cuándo termina un período revolucionario y empieza un periodo de estan­camiento. Sin embargo, mientras no se tenga la certeza de que el movimien­to revolucionario ha llegado a su agotamiento, la vanguardia revolucionaria no puede darse por vencida y replegar sus fuerzas; debe, por el contrario, preparar para orientarlo en los posibles nuevos combates.

Los períodos contrarrevolucionarios si bien son períodos de calma, de es­tancamiento, y tienen algunas características superficiales similares a los periodos pacíficos previos a las primeras rupturas revolucionarias, tienen otras características que los diferencian de éstos, siendo la más importante que durante los primeros no existen todavía condiciones objetivas parala revolución social, en cambio, durante los segundos las causas profundas que estuvieron en la base del anterior estallido revolucionario se mantienen.

Por otra parte, la "calma" que caracteriza a estos periodos, una vez que la contrarrevolución ha logrado aplastar a las fuerzas revolucionarias, es una calma que sólo se logra mediante la intervención activa de los aparatos re­presivos del antiguo régimen.

Situación revolucionaria

Lenin fundamentó por primera vez el concepto de "situación revoluciona­ria" en su artículo "La celebración del Primero de Mayo por el proletariado revolucionario"(25), escrito en 1913. Allí precisamente dio su célebre fór­mula: "los de arriba no pueden, los de abajo no quieren" Es cierto que Lenin no habló entonces de una "situación revolucionaria", sino de una "crisis política a escala nacional". Sin embargo, la identidad de esta definición y el concepto de "situación revolucionaria" es plenamente coincidente.

La situación revolucionaria constituye el conjunto de condiciones objetivas socio - políticas cuya presencia es imprescindible para que el triunfo revolu­cionario, sea objetivamente posible en breve plazo. Lenin señala tres carac­terísticas de la situación revolucionaria:

1- La imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominación; es decir, una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que "los de abajo no quieran" sino que hace además que "los de arriba no puedan" se­guir viviendo como hasta entonces.

2- Una profundización, fuera de lo común, de la miseria y los sufrimientos de las clases oprimidas.

3- Una intensificación considerable, por estas causas de la actividad de las masas, que en tiempos de "paz" se dejan explotar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos "de arriba" a una acción histórica independiente. (26)

Sin estos cambios objetivos, no sólo independiente de la voluntad de los dis­tintos grupos Y partidos, sino también de la voluntad de las diferentes clases, la revolución es por regla general, imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo que se denomina situación revolucionaria" (27)

Continuando sus reflexiones respecto a la situación revolucionaria como "cambios objetivos" Lenin señala dos cuestiones fundamentales contra el subjetivismo:

a- Que al ser "cambios objetivos", no depende de tal o cual partido o grupo revolucionario.

b- Que una revolución no se convoca cuando la vanguardia lo desea, sino que estos deseos y voluntades deben basarse en un estado de auge y lucha revolucionaria objetivos (28) estado que debe existir siempre que se piense seriamente en hacer el llamamiento a la revolución.

Ahora, no siempre una situación revolucionaria origina una revolución, sino para ello es necesario lo que se denomina Crisis Nacional Revolucionaria.

Crisis Nacional Revolucionaria

La diferencia entre la situación revolucionaria y la crisis nacional revolu­cionaria radica en que el concepto de esta abarca no solo los cambios objetivos, sino también el factor subjetivo. Es decir, la crisis nacional re­volucionaria representa la unidad de las condiciones objetivas y subjeti­vas de la revolución. Lenin indicaba: "...no siempre una situación revolu­cionaria origina una revolución, sino esta es posible solo si a los cambios objetivos arriba expuestos se agrega un cambio subjetivo, a saber: la ca­pacidad de la clase revolucionaria de llevar a cabo acciones revoluciona­rias de masas suficientemente fuertes para romper (o quebrantar) el viejo gobierno, que nunca, ni siquiera en las épocas de crisis, "caerá" si no se le "hace caer"(29)

Por tanto, en el concepto de crisis nacional revolucionaria se incluyen:

a- Los tres rasgos de la situación revolucionaria, como condiciones objeti­vas de la revolución.

b- Los factores subjetivos, en primer lugar la existencia de un partido o organización marxista - leninista, pertrechado de una teoría avanzada, es­trechamente ligado con las masas y capas de dirigir su lucha por el nuevo régimen social.

c- El apoyo a la(s) vanguardia(as) proletaria por parte de las mayoría de los obreros conscientes y políticamente activos.

d- La crisis gubel11amental que arrastra a la política, incluso a las masas más atrasadas y decuplica o incluso "centuplica" el número de trabajadores y representantes de las masas oprimidas aptos para la lucha política. Esto re­duce a la impotencia al gobierno y hace posible su rápido derrocamiento por los revolucionarios.(30)