8.- La formación moral de los comunistas

 

LA ORGANIZACIÓN Y SUS DOS SIGNIFICADOS

 

 

Al hablar de organización, deben tenerse en cuenta dos significados de la palabra que expresan dos realidades distintas: la organización en el sentido de la disposición y ordenamiento jerarquizado y funcional de los militantes; y la organización en un sentido más amplio como aspecto universal de toda la actividad partidaria.

En el primer significado, los problemas y tareas de organización abarcan el reclutamiento, la estructuración, los órganos, los organismos y las organizaciones, su funcionamiento y sus competencias y responsabilidades. Abarcan también, en términos de funcionamiento, los principios orgánicos definidos en los Estatutos.

En el segundo significado, los problemas y tareas de organización, abarcando toda la actividad partidaria, se traducen en decisiones y medidas de planificación, definición de objetivos de acciones a emprender, determinación y calendarización de los actos, movilización y distribución de los recursos naturales y humanos, fijación de tareas, su dirección y ejecución. La organización no es un fin en sí, sino un instrumento, un arma para la acción colectiva. En este segundo significado, organización es orden, es sistematización, es método, es eficacia.

Tanto en uno como en el otro significado, el PCP dispone de una fuerte organización, reconocidamente sin paralelo en ningún otro partido portugués.

Por un lado, una gran organización estructurada, en la cual, por principio, cada miembro del Partido tiene un lugar, pertenece a un organismo, tiene una tarea. Es cierto que todavía no se consigue aplicar este principio a la totalidad de los miembros. Hay siempre una parte considerable de miembros del Partido con actividad irregular. Sin embargo, estando actualmente estructurados más de tres cuartos de los doscientos mil militantes, el hecho representa una fuerza enorme con gran capacidad de intervención en la vida nacional.

Por otro lado, la organización cuidadosa y sistemática de cada actividad, de cada acción, de cada iniciativa, de cada lucha, es un aspecto fundamental de la concreción del trabajo colectivo y uno de los “secretos” de la eficacia y del éxito de las actividades del PCP.

Ciertos críticos de mentalidad pequeño-burguesa creen ver, tanto en la integración de los militantes comunistas en una estructura orgánica como en los métodos y hábitos de la organización de los comunistas, algo que contraría la libertad y la iniciativa individual. La verdad es que la organización en sus dos sentidos, no solo aliviana considerablemente el esfuerzo individual, sino que permite de hecho que se asegure la libertad y se promueva la iniciativa y la creatividad.

El “espíritu de organización” es un rasgo típico del Partido y constituye uno de los factores determinantes de su fuerza y capacidad de realización.

 

 

LA FUERZA DE LOS NÚMEROS

 

 

En términos de fuerza organizada, el PCP es sin duda el mayor partido portugués. Ningún otro se le compara en cantidad de miembros, en estructuración, en funcionamiento, en actividad regular.

No cultivamos el fetichismo de los números. Pero los números referentes a la organización valen como índices de la enorme fuerza y del incesante avance del Partido.

Cabe retener particularmente dos aspectos: el progreso incesante de los efectivos del Partido y el desarrollo regional.

Al salir de la clandestinidad, el primer balance realizado después del 25 de Abril (16 de julio de 1974) acusaba 14.593 inscripciones. Desde entonces el desarrollo fue continuo. 29.140 miembros a la altura de la tentativa golpista de Spinola del 28 de setiembre. Cerca de 100.000 cuando el golpe militar fallido del 11 de marzo de 1975. 115.000 en 1976 (VIII Congreso). 164.713 en 1979 (IX Congreso). 200.753 en 1983 (X Congreso).

El aumento continuo de los efectivos del Partido tiene particular interés por verificarse, tanto en el período de flujo revolucionario (1974-1975) como en los últimos nueve años, caracterizados por el avance del proceso contrarrevolucionario conducido por sucesivos gobiernos que tomaron al PCP como blanco político fundamental de sus violentos ataques y campañas.

¿Cómo explicar este hecho?

En primer lugar, se explica porque el PCP, al contrario de todos los otros partidos, mantuvo siempre, en todas las situaciones, una firme actividad en defensa constante, consecuente y abnegada de los intereses de la clase obrera y de las masas populares, de las conquistas democráticas de la revolución portuguesa, del régimen democrático y de la independencia nacional.

Durante el flujo revolucionario la clase obrera y las masas pudieron ver en el PCP la fuerza política dinamizadora de la lucha y de los procesos que condujeron a las grandes conquistas democráticas. Durante el reflujo, pudieron ver en el PCP la gran fuerza de resistencia a la contrarrevolución, siempre y en todas las circunstancias al lado del pueblo y en su defensa.

En segundo lugar, se explica porque el PCP tuvo siempre, como dirección fundamental de su acción, la profundización de su ligazón con la clase obrera y las masas, su integración, simultáneamente como parte integrante y como fuerza dirigente, en la vida y en la lucha del pueblo portugués.

En tercer lugar, se explica porque la vida demostró, durante todo este período, los análisis, las previsiones y la justeza de las propuestas hechas por el PCP.

En cuanto al desarrollo regional, es sabido que la fuerza organizada del Partido está muy concentrada. Hay distritos —como los de Setúbal, de Beja, de Evora, parte de los de Lisboa, de Santarém y de Portalegre— donde el Partido tiene fuertísimas organizaciones, con la dirección efectiva e indiscutible de todo el movimiento obrero y popular, número elevado de diputados electos y la mayoría o la casi totalidad de las circunscripciones. Y hay distritos donde las organizaciones son pequeñas y es baja la influencia política y el apoyo electoral.

Los números demuestran, empero, que el Partido gana terreno en regiones que algunos años atrás la reacción consideraba inaccesibles e impermeables a la influencia comunista.

Es cierto que, en términos absolutos, los mayores progresos se registran en las organizaciones más fuertes. En el distrito de Serúbal, el número de miembros del Partido aumentó en 9.258 de 1978 a 1984. En el distrito de Lisboa, en 7.707.

Sin embargo, el distrito de Porto, el más importante del norte, registró en los mismos años un crecimiento espectacular: 9.599 miembros más del Partido, correspondiendo a un aumento del 56,5%. También cabe destacar que, en los distritos de Vila Real, Guarda, Braganca (así como en la Región Autónoma de las Azores) los efectivos se duplicaron y más. En el de Viseu, casi se duplicaron. En los de Braga, Aveiro y Castelo Branco, el aumento superó el 40%.

Si tuviéramos en cuenta además que el número de organismos pasó de 6.000 en 1975 a 9.000 en 1983; que más de 45.000 mujeres son miembros del Partido; que cerca de 50.000 militantes tienen menos de 30 años (sin contar los 30.000 miembros de la JCP), estos números expresan sin duda una organización sin paralelo entre los partidos existentes en Portugal

Los números son índices del valor de la organización. Pero no solamente los números lo son. Los números son aún más significativos porque ser miembro del PCP no se limita a tener en el bolsillo una credencial del Partido. Significa pertenecer a una organización y tener una actividad regular. Porque la vida interna del Partido es una vida intensa de análisis de las situaciones, debate, definición de tareas, dinamización y realización de actividades prácticas, amplio trabajo de masas.

Por todo ello, la organización del PCP es motivo de envidia de todos los otros partidos.

Según los últimos datos anunciados por los propios partidos, los efectivos del PS rondan los 40.000, y los del PSD, menos de 60.000.

El funcionamiento de estos dos partidos se reduce a las reuniones de los organismos de dirección nacional y regional Muchas de sus sedes o están cerradas o son edificios no frecuentados. En contraste con el vasto apoyo electoral con que han contado, su apoyo social y político efectivo, directo y comprometido es muy reducido.

Si, en relación con los otros partidos, la influencia real y la fuerza real del PCP es incomparablemente superior a lo que se podría inferir de los porcentajes de votos alcanzados en las elecciones, ello se debe en gran parte a la profunda diferencia entre la organización del PCP y la organización de los otros partidos. La organización del PCP es un rasgo distintivo suyo y un factor fundamental de su capacidad de intervención en la vida nacional.

 

 

EL APARATO O NÚCLEO CENTRAL

 

 

La actuación del Partido, respondiendo con capacidad, eficacia y rigor a las múltiples y complejas tareas dispone de un aparato o núcleo central que, en el marco de la organización estructurada, interviene como fuerza dinamizadora y apoyo técnico indispensable.

¿Cuáles son los componentes de ese aparato o núcleo central? ¿Cuáles los organismos, organizaciones, medios y recursos que abarca?

El aparato o núcleo central abarca los organismos de dirección en su esquema jerarquizado; los funcionarios del Partido; las diversas comisiones adjuntas al CC; las secciones y comisiones con tareas específicas en el nivel central y regional (SIPs, comisiones de organización), los medios técnicos a disposición de los organismos de dirección (gráficos, audiovisuales, fotográficos, de reproducción de documentos) y los medios humanos que los accionan: servicios administrativos; servicios de apoyo (cantinas, limpieza, etc.); Centros de Trabajo; medios de trasporte; seguridad.

El aparato comprende el núcleo o aparato adjunto al Comité Central y los núcleos y aparatos de las organizaciones regionales y de todas las demás organizaciones.

El núcleo o aparato no está separado de la totalidad de la organización. Al contrario. Se halla estrechamente inserto en toda la organización, como elemento dinamizador y coordinador y como apoyo técnico del trabajo de todo el Partido.

No está todo centralizado en torno al Comité Central. Al contrario. Si en parte lo está, otra parte, y grande, está descentralizada hacia las diversas organizaciones. El aparato del PCP no representa una forma ni una expresión de centralización, sino un poderoso instrumento de descentralización de la responsabilidad, de la decisión, de la iniciativa y de los medios.

La palabra “aparato” es muchas veces utilizada por los detractores del Partido con un sentido despectivo y peyorativo.

La verdad es que tal sentido puede darse hablando de los aparatos de los partidos burgueses, no del aparato del PCP.

En los partidos burgueses, el aparato es un complejo burocrático y dirigista, que mantiene a todo el resto del partido bajo su mando y en completa dependencia, de tal forma que muchas veces los conflictos entre los caudillos son las luchas por el control del aparato. En dichos partidos, quien tiene en sus manos el aparato, tiene en sus manos al partido. Son frecuentes los casos en que los conflictos de opinión entre los dirigentes acaban por resolverse, no porque se reconozca que este o aquel tiene razón, sino porque este o aquel consigue echar manos al aparato y utilizarlo contra sus adversarios, independientemente de la voluntad democrática del partido. En esos partidos, el aparato está al servicio de los dirigentes y es un instrumento de sumisión dictatorial del partido.

Es inevitable que tales “aparatos” se desacrediten ante los militantes y las masas, y den a esa palabra un sentido negativo. En el PCP la situación es radicalmente distinta. El aparato está al servicio del Partido. Ningún dirigente u organismo de dirección tiene ni podría tener el aparato en las manos. El aparato no es del tal o cual dirigente, de tal o cual grupo, ni siquiera de tal o cual organismo. El aparato es de todo el Partido y su funcionamiento y sus recursos están insertos en el funcionamiento democrático y en el trabajo colectivo.

El aparato o núcleo central fuertemente organizado, disponiendo de recursos humanos, técnicos y financieros adecuados, con cuadros, sectores y servicios especializados en las funciones y tareas que les son atribuidas en las diversas organizaciones y escalones del Partido, es de esta manera un importante elemento de la fuerza del Partido, de su capacidad de realización, de la eficiencia de sus actividades.

 

 

EL VALOR DEL APARATO Y EL COMBATE A LAS TENDENCIAS BUROCRÁTICAS

 

 

El aparato o núcleo central desempeña un papel de la mayor importancia en el Partido, en cuanto se asegure en el aparato el cumplimiento de los principios orgánicos y el estilo de trabajo del Partido. Se trata de una condición indispensable porque cualquier aparato, aun cuando se inserte en la totalidad de la organización, es susceptible de facilitar tendencias burocráticas consustanciadas en lo que se puede llamar “espíritu de aparato” o “vicios de aparato”.

El aparato o núcleo central del PCP comprende y cumple sus funciones, y en lo fundamental es ajeno al burocratismo y a los “vicios de aparato” por dos razones fundamentales: porque son constantemente valorizadas las orientaciones, normas y métodos correctos de trabajo en que, también constantemente, se insiste; y porque se combaten constantemente las tendencias burocráticas y sus manifestaciones.

Con orientaciones constantemente valorizadas, la creación de un ambiente fraternal, de confianza recíproca en todos los organismos, manteniendo siempre viva la responsabilización individual de cada uno de los miembros y la responsabilización colectiva e individual ante la organización respectiva y ante todo el Partido. Se combaten las manifestaciones de compadrazgo o de espíritu de camarilla entre los miembros de cualquier organismo; las tendencias de encubrimiento o disculpa recíproca de las deficiencias y faltas; los climas de conflictos e incompatibilidades personales.

Son orientaciones constantemente valorizadas la atención a las opiniones y críticas de los militantes de las organizaciones respectivas, a fin de extraer de las opiniones y críticas, contribuciones positivas para el mejoramiento de la actividad. Se combaten cualesquiera prácticas de ahogar las opiniones discrepantes, sobre todo cuando llegan de camaradas menos responsables; de retener reclamaciones, críticas, protestas y recursos dirigidos a organismos superiores. Se combaten los conceptos de que, en la organización o sector respectivo, el organismo dirigente siempre tiene razón y es la instancia suprema de decisión.

Son orientaciones constantemente valorizadas la apreciación de los cuadros por su valor real, sin subjetivismo, seleccionando y promoviendo según las cualidades reales y no por simpatía o por criterios personales. Se combaten cualesquiera manifestaciones de discriminación por motivo de simpatía o de antipatía, de proteccionismos, de situaciones en que se “toma de punta” a un miembro del Partido, de promociones de “partidarios” de tal o cual camarada, de “represión política” de camaradas considerados “incómodos” por sus opiniones discordantes.

Son orientaciones constantemente valorizadas la brevedad, la agilidad y la rapidez en las respuestas a los problemas planteados, actuar en el momento exacto, tomar decisiones sobre la base del análisis de las situaciones concretas, la iniciativa y el espíritu creativo, la documentación rigurosa, precisa y seleccionada. Se combaten las manifestaciones de rutina, de repetición mecánica e indolente de soluciones sin querer saber las situaciones concretas; de la lentitud erigida en método; de la obstrucción a cualesquiera ideas o iniciativas que salgan de la rutina establecida, de la prolongación y la postergación inútil de los procesos de examen y de decisión con pretextos de carácter formal, de la trasformación de la documentación en “montañas de papelerío” amontonados por el fetichismo de la cantidad en perjuicio de la selección y del estudio.

Son orientaciones constantemente valorizadas en los funcionarios del Partido, la disponibilidad, la comprensión de la militancia como actitud política, moral y revolucionaria, la abnegación como manera de estar en la vida. Se combaten las tendencias de funcionarios del Partido a encarar el trabajo en el Partido como el trabajo para un patrón, retrasándose en las horas de entrada, adelantándose en las horas de salida, multiplicando los intervalos por los motivos más fútiles, comportándose en un Centro de Trabajo como en las oficinas oficiales, instalándose atrás del escritorio, no tanto como la rueda del timón sino como en una oficina burocrática, encarando la funcionalización del Partido con criterios de profesionalismo y de carrerismo.

El propio hecho de que se valorizan las orientaciones indicadas y se combaten los vicios referidos indica que, a pesar del magnífico estilo de trabajo alcanzado en el PCP, aparecen, en uno u otro organismo y en uno u otro camarada, tendencias, manifestaciones y prácticas de burocratismo; de los “vicios de aparato”.

Debe tenerse plena conciencia de que dondequiera que exista un aparato (en el Partido o en el Estado), las tendencias burocráticas y “vicios de aparato” son como las hierbas dañinas: brotan con facilidad y crecen rápidamente si no son cortadas al nacer.

Por ello se considera indispensable la permanente vigilancia y una intervención rápida y constructiva para no dejar que prosperen fenómenos negativos.

Tal actitud es válida actualmente, Y será sin duda válida en el futuro.

 

 

UN PRINCIPIO GENERAL Y UNIVERSAL DE TRABAJO

 

 

La organización es un principio general y universal del trabajo del Partido. Es decisiva para el éxito de cualquier tarea y de la actividad en general.

Ante las grandiosas y frecuentes iniciativas del Partido, muchos preguntan cómo son posibles tales realizaciones. Algunos comentaristas agregan que se entiende que las puedan llevar a cabo partidos en el poder, pero que es un tanto incomprensible que lo haga un partido actuando en las condiciones del nuestro.

En esa capacidad de realización del Partido intervienen numerosos factores. La extraordinaria militancia de los miembros del Partido. La movilización y concentración de esfuerzos y recursos materiales y humanos. La existencia de infraestructuras técnicas en expansión. La experiencia acumulada. Y otros. Con un papel relevante, la organización, o si se quiere, la capacidad de organizar.

En cualquiera de las grandes realizaciones del Partido, la organización es uno de los elementos básicos del trabajo.

El trabajo de organización comienza en la concepción de la propia realización, en la definición de sus objetivos y aspectos, en la planificación, en la calendarización del ritmo de trabajo, en el cálculo de los recursos necesarios y de los recursos disponibles. Se prolonga en la asignación de cuadros y recursos, en el planeamiento y ordenamiento del trabajo y en las medidas ejecutivas correspondientes. Se desenvuelve en la combinación de la actividad de estructuras especialmente creadas a tal efecto, con la actividad de las organizaciones  normales del Partido.

A través de dos ejemplos concretos puede inferirse mejor el trabajo de organización realizado, tanto en las grandes iniciativas partidarias como por los miembros del Partido, juntamente con trabajadores de otras tendencias, en grandes iniciativas de organizaciones sindicales y organizaciones representativas de los trabajadores.

Primer ejemplo: la Fiesta del “¡Avante!”. Bajo orientación directa del Secretariado y de la Comisión Política del PCP, se crea, para orientar y dirigir todo el trabajo, una Comisión Nacional de la Fiesta que tiene dos componentes esenciales. Por un lado, representantes de todas las direcciones regionales del Partido, de la JCP, de las organizaciones de mujeres, de jubilados, de inválidos, de las redacciones del “¡Avante!” y del “Militante”, de la Editorial “¡Avante!”, del Grupo Parlamentario, etc. Por otro lado, responsable del trabajo específico de la Fiesta, asegurado por una serie de comisiones que a su vez disponen de equipos y grupos referentes a cada uno de los aspectos del trabajo: programa político- cultural, espectáculos, proyectos, inauguración, ciudad internacional, cuadros y personal, administración y gestión financiera, propaganda, depósitos, abastecimientos, material, trasportes, etc. El trabajo central de la Fiesta es asegurado por una Comisión Ejecutiva, y el funcionamiento de la Fiesta en los días de su duración, por una Comisión de Campo.

En total, son miles de militantes que, o en un trabajo permanente en el terreno o en jornadas de trabajo voluntario, o en actividades altamente calificadas, desde el punto de vista técnico y artístico, o en las estructuras creadas en cada región, aseguran con un trabajo colectivo superiormente organizado la realización de la grandiosa iniciativa.

Segundo ejemplo: una manifestación unitaria callejera que involucra los distritos de Lisboa y Setúbal.

Se forma una Comisión Coordinadora Interdistrital, una Comisión de Campo Interdistrital, comisiones dinamizadoras de cada uno de los distritos, comisiones dinamizadoras de los principales municipios, comisiones de campo de cada distrito, de cada municipio y de cada sector. Son cientos, hasta miles de camaradas que, de una forma planificada, son integrados en esos organismos dinamizadores y ejecutantes, junto a trabajadores que no pertenecen al Partido.

Después, cuando los observadores superficiales, ven, antes de una manifestación, la disposición ordenada de los manifestantes en los lugares de concentración que se les destinaron, y ven luego cómo entran ordenadamente en el desfile, cómo ese majestuoso río humano corre pacífico, seguro, disciplinado y entusiasta, cómo la orientación y los objetivos son unánimes de punta a punta, todo parece espontáneo y fácil. Y sin embargo, cuando más espontáneo y fácil parece, más intenso y más determinante fue el trabajo de organización.

Cualquiera de estas grandes iniciativas, como muchas otras que podrían citarse de carácter partidario o unitario, son testimonio de un esfuerzo colectivo de muchos miles de militantes y de un colosal trabajo de organización.

La importancia de este trabajo no está confirmada únicamente por el éxito de las iniciativas del Partido o de aquellas en que el Partido participa. El espíritu de organización y la capacidad de organización son indispensables a un partido político, no solo para el desarrollo de su actuación específicamente partidaria, sino también para todos los aspectos de su intervención en la vida política, social, económica y cultural del país. Indispensables también para la acción gubernativa.

Un partido lleva al gobierno en que participa, o su capacidad organizativa o su subestimación en materia de organización. La acción gubernativa es, en muchos aspectos, un espejo de las virtudes o carencias organizativas del partido que la ejerce.

Así por ejemplo, el PS y el PSD en el gobierno se caracterizan, de un lado, por la persistencia en medidas contrarrevolucionarias, que apuntan a objetivos políticos estratégicos; por otro lado, en lo que respecta a la solución de problemas reales, por la desorganización, la precipitación y la desconsideración, por la falta de rigor en el estudio y en las decisiones, por la lentitud, por decisiones provisorias que plantean como definitivas, que absorben cuantiosos recursos y luego son anuladas a pura pérdida.

Cuando se dice que los problemas nacionales portugueses no se pueden resolver sin el PCP, esto significa que el PCP está en condiciones de llevar a un gobierno, como ya lleva a numerosas circunscripciones y a diversos sectores de la vida nacional, no solo el conocimiento de los problemas y propuestas constructivas de una política alternativa, sino también la imparcialidad, la seriedad, la competencia, la capacidad de realización y la capacidad organizativa.

El espíritu y la capacidad de organización del PCP son necesarios e indispensables en el nivel del Poder para que la crisis pueda ser atacada y superada, y los problemas nacionales puedan ser resueltos.

 

 

ORGANIZACIÓN Y TRABAJO DE MASAS

 

 

La organización y la actividad y la lucha de masas están dialécticamente unidas. Una y otra son, en su paralelo desarrollo, simultáneamente causa y efecto.

Solo fue posible crear y construir una organización como el PCP porque el trabajo de masas ha sido, a lo largo de los años, lo fundamental de la actividad del Partido.

Y solo se puede tener un trabajo de masas tan vasto y profundo, como realiza el PCP, disponiendo el Partido de la organización de que dispone.

La organización es un instrumento fundamental para promover, orientar y desarrollar la actividad y la lucha de masas. Y la actividad y la lucha de masas constituyen el terreno fecundo en que germina, se desarrolla, florece y fructifica la organización del Partido.

Sectorialmente, en el proceso de desarrollo partidario, la organización puede preceder o seguir al trabajo de masas. Si la precede, una de sus primeras y esenciales tareas es encontrar las formas de realizar el trabajo de masas. Si aparece en la secuencia del trabajo de masas realizado a través de organizaciones unitarias, es indispensable que prosiga dicho trabajo de manera incesante.

Una organización que se encierra en sí misma, que se vuelve para adentro, que no establece o que pierde la ligazón con las masas, está condenada a marchitarse, a envejecer y a morir sin dejar nada atrás. Las organizaciones del Partido, para cumplir su misión y para desarrollarse, tienen que estar vueltas hada afuera, porque el vivero de la organización, de los nuevos militantes, de los cuadros, de las energías, de la inspiración, de los recursos, es el trabajo de masas.

El reclutamiento puede ser dirigido (cuando las organizaciones toman la iniciativa de hacer entrevistas proponiendo la afiliación) o espontáneo (cuando son los candidatos quienes procuran afiliarse por iniciativa propia).

Hay casos de afiliaciones al Partido que resultan de la maduración de la conciencia política de los candidatos sin ligazón con ninguna movilización de masas en concreto. Pero, cuando se registran progresos masivos y rápidos en las afiliaciones, puede tenerse por cierto que es la lucha de masas dirigida por el Partido la que trae al Partido los luchadores de vanguardia. Con razón hemos dicho que, en las grandes campañas de reclutamiento, los nuevos militantes llegan al Partido en la cresta de la ola de la lucha de masas.

Algunos observadores manifiestan sorpresa por el hecho de que el PCP —que antes del 25 de Abril era obligado a una profunda clandestinidad, contaba con un número muy limitado de miembros y adoptaba rigurosas reglas de defensa— haya experimentado después del 25 de Abril un rapidísimo desarrollo orgánico que lo trasformó en un gran partido de masas.

La sorpresa resulta del desconocimiento de la orientación y de la actividad del PCP en la clandestinidad.

Pese a estar sometido a una violenta represión y obligado a adoptar rigurosas reglas de defensa, el PCP en la clandestinidad, salvo cortos períodos, nunca estuvo vuelto hacia adentro, Al contrario. Estuvo siempre vuelto hacia afuera, hacia las masas, teniendo como preocupación fundamental la ligazón con la clase obrera y las masas y la dirección, preparación, organización y desarrollo de la lucha de la clase y de las masas, hallando o descubriendo para ello las formas adecuadas de organización y de asociación del trabajo legal, semi legal e ilegal.

Esta orientación del trabajo vuelto hacia afuera, hacia las masas, no solo fue uno de los factores decisivos para que el Partido pudiese resistir a la represión durante decenios de dictadura, sino que explica que, después del 25 de Abril, el PCP, dueño de una rica experiencia, haya aparecido con extraordinaria inserción en las masas populares y con gran capacidad de movilización y dirección de su lucha.

Insistiendo en su orientación política, siguiendo con su firme defensa y dedicación a los intereses del pueblo portugués y de Portugal, desarrollando el trabajo y la lucha de masas, es prácticamente inevitable que, si se mantiene el régimen democrático, la organización       del PCP siga ampliándose y fortaleciéndose.

 

 

EL PARTIDO: “¿ESA MÁQUINA?”

 

 

La propaganda anticomunista, por muy absurdas invenciones y muy viles calumnias que engendre y divulgue, no puede dejar de reconocer la fuerza, el rigor y la eficiencia del trabajo, la capacidad de organización y de movilización del Partido.

Para explicar tal apreciación, que contradice un juicio global despectivo, afirma que el Partido es “una máquina”, “esa máquina”.

A primera vista, la expresión se parece tanto a un elogio que hasta hay camaradas que la toman como tal y la repiten satisfechos.

Sin embargo, dicha expresión deforma la realidad del Partido y de las causas profundas de su fuerza, de su eficiencia, de su capacidad.

No; el Partido no es “esa máquina”.

En una máquina, cada pieza —cada rueda, cada émbolo, cada engranaje— actúa automáticamente, sometida pasivamente al ordenamiento y a la propulsión general de la máquina, sin capacidad alguna de decisión, sin ninguna intervención autónoma, sin ninguna posibilidad de reacción o de creación.

El Partido, en su realidad y en su funcionamiento, es precisamente lo contrario de la máquina.

O sea: es una “máquina” cuyo funcionamiento, en vez de determinar y comandar la intervención de las diversas piezas, es determinado por éstas.

Es una “máquina” en que cada pieza, cada rueda, cada émbolo, cada engranaje, es un ser humano o un colectivo de seres humanos, con inteligencia, sentimientos y voluntad, con independencia suficiente para autodeterminar su acción, con capacidad para dar una contribución propia, autónoma y creativa.

El Partido no es, entonces, “esa máquina”. Es un inmenso colectivo de hombres y mujeres cuyo andar es determinado por todos y por cada uno.