0. Introducción

1. Los modos de producción 
1.1 Relaciones de producción-relaciones de explotación.
1.2 Relaciones de producción y formas de distribución.
1.3 Historia de las relaciones de producción.
1.4 Las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

1.5 El modo de producción comunista

2. Economía, política e ideología. Estructura y superestructura

3. La lucha de clases como motor de la historia

4. La Revolución como un cambio en las relaciones de producción

5. La Revolución Comunista
5.1 La abolición de la propiedad privada
5.2 De la dictadura de la burguesía a la desaparición del estado

A modo de conclusión

ACTIVIDADES (Bloque 2)

 
 


0. INTRODUCCIÓN

 Según su amigo Friedrich Engels, los dos principales descubrimientos que le debemos a Karl Marx son la Concepción Materialista de la Historia y la revelación del secreto de la producción capitalista mediante la plusvalía. Sobre el segundo trataremos más adelante, cuando hablemos de El Capital; es el primero el que nos interesa ahora.

 Pero dejemos que sea el propio Engels quién nos defina en qué consiste eso de…

“La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que en todas las sociedades que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de cambiar sus productos. Según esto, las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en la idea que ellos se forjan de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio: han de buscarse no en la filosofía, sino de la economía de la época en que se trata”. Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico. Federico Engels.

 En este párrafo aparece condensado todo lo que veremos en esta segunda parte del libro, así que nadie se preocupe si le parece en algunos puntos difícil de descifrar, porque a descifrarlo dedicaremos las páginas siguientes.

 Un consejo sobre las citas que aparecerán en el texto es que se vuelva a ellas de vez en cuando, mientras se avanza la lectura, porque comprobaremos cómo van adquiriendo cada vez más y más contenido. Si ahora nos sirven de introducción, al terminar la lectura y actividades nos servirán de resumen.

 Marx no definió en ningún lugar lo que consideraba la concepción materialista de la historia (lo hizo Engels por él), simplemente la aplicó. Era una nueva forma de estudiar Historia, pasada y contemporánea, con lo que se trataba de una nueva forma de ver el mundo. O mejor, una nueva forma de “mirar” el mundo, más penetrante, sin quedarse en la superficie de los acontecimientos, profundizando en ellos para descubrir sus causas.

 Marx demostró la eficiencia de esta nueva mirada, de esta nueva concepción de la historia, en su trabajo sobre los acontecimientos revolucionarios ocurridos en Francia durante los años 1848-51. El 18 de Brumario de Luis Bonaparte fue escrito entre los meses de Diciembre de 1851 y Marzo del año siguiente, es decir casi a la vez que estaban sucediendo estos acontecimientos.

 En el escrito se daban las claves de una situación que nadie entendía, ni siquiera los principales implicados, porque no eran conscientes de las fuerzas entre las que actuaban. Sólo Marx distinguió y atendió a estas fuerzas: las diferentes clases sociales y sus respectivos intereses económicos, el poder del ejército y el de la propaganda… La clave era identificar cada clase social y su interés económico particular, y así pudo entenderse que las capas trabajadoras de la sociedad se aliasen con la burguesía que los explotaba en contra de la privilegiada clase alta, o que la burguesía traicionase al proletariado una vez conseguido el poder político, etcétera.

 También era importante descubrir las luchas internas dentro de cada clase, para saber cómo podían reaccionar ante los acontecimientos. Por ejemplo, era difícil que el campesinado más pobre, se aliase con el proletariado hasta el final del camino. La razón era que poseían alguna tierra y que temerían perderla con los cambios políticos, lo que les convertía en ideológicamente reaccionarios.

 La lucha de clases y la atención a los factores económicos se revelaron como la clave para comprender e interpretar la gran mayoría de los cambios históricos.

 Pero hay más, esta clave de interpretación de los acontecimientos históricos o sociales podía convertirse, fácilmente, en una clave de predicción de los futuros acontecimientos. Por ejemplo, observando la Inglaterra de 1852 se podía predecir que en Francia, menos desarrollada industrialmente, sucederían las mismas cosas que en Inglaterra algunos años después: despoblamiento del campo, enormes suburbios rodeando las grandes ciudades, revueltas por la mejora de las condiciones de vida…

 Se podía predecir, además, con un altísimo nivel de acierto, lo que harían determinados sectores sociales cuando se encontrasen en tal o cual situación, porque los intereses de los terratenientes, burgueses o proletarios eran los mismos ya sean alemanes, ingleses, franceses, rusos o españoles.

 

1. LOS MODOS DE PRODUCCIÓN

1. 1. Relaciones de producción – relaciones de explotación

 Recordamos que las personas, para producir, establecen una serie de relaciones entre ellas mismas y la naturaleza. Y que estas relaciones de producción se convertían con demasiada frecuencia en relaciones de explotación. Tanto que lo normal sería hablar siempre de relaciones de explotación, y rara vez de relaciones de producción.

1. 2. Relaciones de producción y forma de distribución

 Cuando se habla de relaciones de producción debemos recordar siempre que se incluye el modo de distribución. A simple vista pueden parecer cosas diferentes: una cosa es producir y otra distribuir, ¿no? Y así es en realidad, son actos diferentes, pero también es verdad que la relación de producción determina el modo de distribución. En el modo de producción feudal, por ejemplo, las relaciones de producción son señores - siervos. Esto conlleva que la propiedad de los productos es del señor, y que es él mismo el que los distribuye y se queda con los beneficios.

 Las relaciones de producción burguesas son capitalistas – trabajadores/as asalariados/as. Los capitalistas son dueños de los medios de producción y de distribución. El trabajador sólo es dueño de su propio trabajo, y así, no pinta nada, ni a la hora de decidir sobre la producción, ni a la hora de decidir sobre la distribución. Ni que decir tiene que los beneficios de la venta o distribución de los productos van a parar por entero a las arcas del capitalista.

1. 3. Historia de las relaciones de producción

 De las diferentes relaciones de producción podemos resaltar tres, que coinciden con tres periodos históricos sucesivos: ya sabemos, la Antigüedad, la Edad Media o Feudalismo, y el Capitalismo.

 Para completar el ejercicio que realizamos en la Introducción podemos preguntarnos ahora qué medios utilizan el patricio, el noble y el burgués para obligar a trabajar al esclavo, al plebeyo y al trabajador asalariado moderno.

 Estos medios son tres, que suelen ir combinados en distintas proporciones según la época, o incluso según las “necesidades” del momento: la fuerza bruta, la ideología y la presión material. Veámoslos uno a uno.

 La fuerza bruta. No es necesario explicarla demasiado. El esclavo que se negaba a trabajar encontraba generalmente la tortura y la muerte como respuesta a su negativa.

 La ideología. La producción es una de las formas como los hombres se relacionan con los demás y con la naturaleza materialmente. Hay otra forma de relacionarse con los demás, ideológicamente. Nuestra forma de ser y de actuar depende en una importantísima medida de las ideas que pueblan nuestra cabeza. Por ejemplo, si desde pequeño nos enseñan que tenemos que pagar tributo al Marqués de Caradura porque – “así lo quiere Dios”, o “así ha sido siempre y así debe continuar”, o “es nuestro señor natural y le debemos reverencia y respeto además de sometimiento”… acabarán convenciéndonos, por medio de las ideas, de que es nuestro deber pagarle el tributo al Marqués.

 Nadie ha ejercido la violencia física sobre nosotros, pero el resultado es el mismo: el Marqués se lleva su parte de lo producido.

 Esta forma de “convencer” es mucho más efectiva que el látigo, porque somos nosotros mismos los que nos obligamos a cumplir lo que se nos dice. Podemos llegar a pensar que es “malo” o “incorrecto” no pagar el tributo, cuando desde un punto de vista objetivo y justo nos están robando el fruto de nuestro trabajo.

 Fuerza bruta e ideología suelen ir con frecuencia apoyándose la una a la otra: al esclavo se le dice desde pequeño que nació esclavo, que lo es por naturaleza; y no que es esclavo porque otras personas lo han esclavizado, diciendo que es de su propiedad. Si es de otra “raza” se le dice que la suya es “raza de esclavos”.

 La presión material. El obrero/a asalariado/a moderno/ es un/a trabajador/a libre, ni es un esclavo ni tiene “señor natural”. Puede elegir entre trabajar con las condiciones que ponga el capitalista o no trabajar… y vivir en la miseria, en el mejor de los casos. Esta presión material es la forma más moderna de esclavitud. La presión se ejerce gracias a lo que Marx llamó “el ejército industrial de reserva”, es decir, los parados. Una de las frases favoritas del patrón es: “si no estás contento con el salario hay muchos que esperan para ocupar tu puesto.”

1. 4. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción

“Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción, cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las relaciones de producción forman en su conjunto lo que se llama las relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa, son otros tantos conjuntos de relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial de desarrollo en la historia de la humanidad” El Manifiesto Comunista. F. Engels y C.Marx

 Las relaciones de producción se transforman al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Pero, ¿qué son estas fuerzas productivas? ¿Cómo y por qué cambian y se desarrollan?
Con los términos fuerzas productivas se designa la capacidad de producir que tienen las personas. Esta capacidad depende de factores como el número de trabajadores empleados, la organización o especialización de estos trabajadores, la intensidad del trabajo y el nivel de desarrollo tecnológico de los instrumentos que usan los trabajadores. A mayor desarrollo tecnológico, mayor especialización del trabajo.

Veamos un ejemplo de cómo se desarrollan las fuerzas productivas:

Imaginemos a 20 esclavos negros recogiendo algodón durante 16 horas en Lousiana (EEUU). Cada uno lleva una cesta colgada al cuello, y cuando la llena, va hasta un carro situado al borde del camino y la vacía allí. Recogen el algodón según les parece, primero aquí y luego allí, hasta que pasan las 16 horas. Cada uno ha recogido 5 kilos de algodón.

 Al día siguiente los mismos 20 esclavos deciden (o les obligan a) organizarse y comienzan al recoger el algodón desde el punto más alejado del borde del camino, siguiendo una línea recta, mata por mata, hasta llegar al camino donde está el carro. Vacían y vuelven a empezar. Pasadas las 16 horas cada uno ha recogido 8 kilos de algodón.
Un siglo después 20 trabajadores asalariados, montados en sendos tractores, recogen cada uno, pasadas 16 horas, unos 200 kilos de algodón.

 Han variado las fuerzas productivas, ¿no?

 Vamos a poner otro ejemplo que nos servirá, además, para explicar las tres fases de desarrollo del capitalismo.
Durante la Edad Media la mayoría de la producción en las ciudades se efectuaba por gremios. El gremio era el conjunto de artesanos manuales que se dedicaban al mismo producto. Solían trabajar en la misma zona y vender los productos en el mismo taller (Aún podemos encontrar en las ciudades alguna calle de las zapaterías, sombrererías…) Dentro del taller existía una fuerte jerarquía: había un maestro, uno o dos oficiales que aspiraban a ser maestros algún día, los aprendices, que aspiraban a ser oficiales, y los siervos.

 El modo de producción capitalista cambió del todo este panorama. Las tres fases de desarrollo del capitalismo que distingue Marx son:

1. La cooperación simple.
2. La manufactura.
3. El maquinismo.

1. 5. El modo de producción comunista.

 El modo de producción comunista nace como respuesta a los graves defectos existentes en el capitalismo.
Del primero de los dos defectos más graves hablamos en la Introducción, al tratar la crítica de Marx a los economistas liberales. Era que a una elevadísima organización dentro de las fábricas, conseguida gracias al desarrollo tecnológico y la división del trabajo, le seguía una absoluta desorganización en la producción en toda la sociedad. Es decir, que se había conseguido fabricar una gran cantidad de productos (las fuerzas productivas habían crecido inmensamente con respecto al modo de producción feudal), pero que no había ningún plan para que la producción se ajustase a las necesidades de la sociedad. La trágica prueba de que este plan era necesario eran las crisis de superproducción, de las que ya hemos hablado.

 Era a todas luces ridículo que hubiera superproducción de sombreros de copa (un artículo superfluo) cuando la mitad de las personas que vivían en los suburbios andaba descalza (artículo de primera necesidad). ¿Cómo era posible tamaña estupidez?

 Pues debido al segundo gran defecto que Marx señaló del modo de producción capitalista.

 Este defecto consistía en que a una producción social le seguía una apropiación individual de lo producido.
En una fábrica o en una empresa trabajan decenas, cientos o miles de personas, pero lo producido y los beneficios de las ventas se los apropia un solo individuo, el dueño.

 Esta contradicción debía ser superada. La propiedad de los productos y de los medios para fabricarlos debía ser común, debía pertenecer al conjunto de la sociedad. Y así la organización de la producción obedecería a los intereses comunes y no a intereses individuales egoístas.

 

2. ECONOMÍA, POLÍTICA E IDEOLOGÍA. ESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA

“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la materia orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres, y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.” Discurso ante la tumba de Marx. F. Engels

 La historia de la humanidad puede verse, entonces, como una sucesión de modos de producción. A cada modo de producción le corresponde un “modelo ideológico” diferente, con un derecho, una política, un arte y una religión. Este modelo ideológico es lo que Marx llamó “Superestructura”. La superestructura viene “pegada”, digamos, a la Estructura Económica de la sociedad, depende de ella.

 Los términos “estructura” y “superestructura” están muy bien escogidos. Imaginémonos un edificio en construcción: los albañiles acaban de terminar la estructura de hormigón que sostendrá el bloque de varias plantas. Esta estructura básica son los cimientos, los pilares, los muros y las vigas. Sobre ella se levantarán luego las paredes exteriores y los tabiques (paredes que no soportan peso), y el resto de cosas que vemos en un edificio, como las puertas, ventanas, escaleras… y sobre todo la pintura y los adornos.

 La superestructura se pega sobre la estructura, es lo que se ve a simple vista, pero no es ni mucho menos lo más importante. Para conocer realmente una sociedad hay que fijarse en su estructura material o económica, no en los libros de los filósofos ni en la vida de los reyes (la pintura de las habitaciones y los cuadros del pasillo), porque generalmente estas cosas no son más que simple decoración.

 Las instituciones políticas, las concepciones jurídicas y las ideas artísticas y religiosas de las personas deben explicarse por la Economía de su sociedad, “y no al revés, como había venido haciéndose”.

 Pongamos algunos ejemplos:

- Sobre las concepciones jurídicas. Durante siglos, los nobles (y la Iglesia) han estado exentos de pagar impuestos al rey de turno, entre otros privilegios legales. Cuando al fin esto cambió, algún ideólogo de la superestructura podría haber dicho (probablemente se hizo) que se habían dado cuenta, como se piensa ahora, que la ley debe ser igual para todos.
El/la investigador/a de la estructura encontraría sin duda otras razones: por ejemplo, los privilegios legales de los nobles se abolieron en tal país en el mismo momento en que la burguesía, que sí pagaba impuestos y carecía de otros privilegios, alcanzó el poder político gracias a su nuevo potencial económico. ¿Casualidad?

- Sobre las instituciones políticas. A la pregunta ¿cuándo empezó a haber instituciones políticas que (al menos en teoría) representen al pueblo? El teórico que vive en la superestructura (un hegeliano, por ejemplo) responderá: cuando la idea de que eso era lo justo y necesario se presentó en la mente de los dirigentes.

 El otro, el que busca las claves en el fondo económico y material, responde: empezó a haber instituciones políticas que representan al pueblo cuando éste, convertido ya en el productor sobre el que se sustenta la economía de la sociedad, tomó conciencia de ello. Una vez que conoció su fuerza empezó a hacer uso de ella por medio de sus principales armas: la solidaridad obrera y las huelgas. Los dirigentes capitalistas no tuvieron más remedio que hacer ciertas concesiones para no verse arrollados y arruinados por el empuje obrero. Entre estas concesiones estaba la de crear instituciones que representasen (al menos en teoría) al pueblo.

- Sobre otras ideas. Marx escribe: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” Es decir que cada uno tiene las ideas que tiene dependiendo de cómo sea la sociedad en la que vive y dependiendo también del lugar que ocupe dentro de esa sociedad.

3. LA LUCHA DE CLASES COMO MOTOR DE LA HISTORIA

Según la concepción materialista “la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”.

No hay mejor actividad en este punto que seguir leyendo las primeras páginas del Manifiesto Comunista (para leer entero este texto ver bloque 4).

“Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases.

Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca yv abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.

En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva jerarquía social de grados y posiciones. En la Roma antigua son los patricios, los équites, los plebeyos, los esclavos; en la Edad Media, los señores feudales, los vasallos, los maestros y los oficiales de los gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía nos encontramos con nuevos matices y gradaciones.

La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.

Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, está caracterizada por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.”

 En última instancia, la lucha de clases no es más que la lucha contra la explotación. Una lucha entre los/as explotados/as contra los opresores.

4. LA REVOLUCIÓN COMO UN CAMBIO EN LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN

 ¿Cómo y por qué se da el paso de un modo de producción al siguiente?

“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.”

 En la Edad Media, la propiedad de los medios de producción y del suelo era mayoritariamente individual. Pequeños propietarios, como los campesinos y los artesanos, trabajaban y vendían sus productos individualmente. Pero llegado un momento se descubrió cómo hacer crecer las fuerzas productivas muy por encima de donde estaban: la primera fase del capitalismo, la cooperación simple y su división del trabajo dentro de una fábrica.
 Para los artesanos y los pequeños campesinos era el principio del fin. Primero, porque con el nuevo método la producción se multiplicaba y los costes se abarataban, así que ellos no podrían competir con precios tan bajos. Segundo, porque el nuevo burgués usó de todas las armas a su alcance para quedarse con el monopolio del negocio, desde la competencia hasta la violencia, pasando por un Derecho hecho a la medida de sus intereses.
 El modo de producción feudal de pequeñas propiedades no podía contener las nuevas fuerzas productivas, que al desarrollarse transformaron toda la superestructura ideológica y política. La propiedad privada de cada individuo sobre sus instrumentos de trabajo desapareció. El artesano se vio obligado a trabajar para otro, junto a sus compañeros desposeídos. El campesino se vio obligado a labrar una tierra que no era suya, que quizás lo había sido, pero que había tenido que venderla o simplemente se la quitaron con la ley o la espada en la mano.

 En la superestructura el conflicto se vivió como una lucha entre dos modos de vida contrapuestos, y en realidad lo eran: dos modos de producción diferentes con su caparazón ideológico distintivo.

 La nueva clase social, la burguesía, con su nueva forma de hacer las cosas, dinamitó los cimientos de la sociedad feudal. Los cambios en la Estructura Económica, provocados por el desarrollo de las fuerzas productivas puestas en juego por la burguesía, revolucionaron la estructura de la sociedad. Con la burguesía nació otra nueva clase social, la de los trabajadores asalariados o proletarios.

5. LA REVOLUCIÓN COMUNISTA

“Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otro, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios para prevenirlas.
Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar al feudalismo se vuelven ahora contra la propia burguesía.
Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte, ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios.” K. Marx. Manifiesto Comunista.

 Las crisis de superproducción y la destrucción de la producción y de las fuerzas productivas revela claramente que el sistema de relaciones burguesas ha quedado desfasado. Se ha hecho necesario un movimiento social que libere definitivamente esas enormes fuerzas productivas y revolucione la superestructura que se resiste a ser superada.

 Este movimiento social es la Revolución Comunista.

 La producción social debe ser organizada racionalmente, atendiendo a las verdaderas necesidades de toda la sociedad.

 La propiedad privada de unos pocos sobre la tierra y los medios de producción y distribución, debe ser abolida. Así como la producción es social, debe beneficiarse de ella el común de la sociedad.

5. 1. La abolición de la propiedad privada

 Esta idea de la abolición de la propiedad privada en que se resume, según Marx, la teoría comunista, merece por ello un tratamiento aparte. Para escuchar al propio Marx sobre ello podemos irnos al principio del Capítulo II del Manifiesto Comunista: Proletarios y Comunistas.

 Allí nos aclara lo siguiente: al hablar de abolición de la propiedad privada no se refiere a la propiedad “personalmente adquirida, fruto del trabajo propio, esa propiedad que forma la base de toda la libertad, actividad e independencia individual.”

 Tampoco se refiere a la propiedad del artesano pequeño-burgués ni del pequeño campesino, que aún sobreviven compitiendo con las fábricas y los latifundios, porque precisamente esa pequeña propiedad ha sido abolida por la moderna burguesía industrial casi en su totalidad. (Recordemos el paso del modo de producción feudal al modo capitalista)

 La propiedad privada que tiene que abolir la Revolución Comunista es la propiedad de la burguesía moderna, que únicamente acrecienta el Capital a través del trabajo asalariado.

 ¿Acaso el trabajo asalariado o proletario crea propiedad para el obrero?, se pregunta Marx. De ninguna manera, responde. “Lo que crea es capital, es decir la propiedad que explota al trabajo asalariado y que no puede acrecentarse sino a condición de producir nuevo trabajo asalariado para volver a explotarlo.”

 El proletario se mueve en un círculo cerrado, su trabajo consiste en enriquecer al Capital que le explota y a los propietarios del mismo, para que puedan seguir explotando más y mejor a los de su clase social.

 ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo es posible que el trabajo asalariado empobrezca a los trabajadores como conjunto en vez de enriquecerlos?

 En el impresionante trabajo de Marx El Capital encontramos la detallada respuesta a éstas y otras muchas cuestiones.

5.2. De la dictadura de la burguesía a la desaparición del Estado

 Según Marx, el primer acto del proletariado tras la toma del poder político es la abolición de la propiedad privada. Los medios de producción pasan a ser propiedad de toda la sociedad.

 Esta medida inaugura la primera fase de la Revolución comunista, llamada la “dictadura del proletariado” en contraposición a las dictaduras burguesas. En general, en esta fase se adoptarían medidas económicas, políticas y culturales encaminadas al beneficio de toda la sociedad. Al haber desaparecido los privilegios de clase, éstas irían desapareciendo.

 La segunda etapa, el comunismo, es el objetivo último de la Revolución. Es una época de abundancia y plenitud, hecha posible por unos medios de producción desarrollados y puestos al servicio de toda la sociedad. Incluso el Estado, visto como un cuerpo político aparte y por encima de la sociedad, acabaría desapareciendo. En esta etapa “El gobierno de los hombres sería sustituido por la administración de las cosas”.

A MODO DE CONCLUSIÓN

“Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad hay que buscarla en la Economía Política”. {…} El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre al que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.” Prólogo de la contribución a la crítica de la Economía Política. Karl Marx (texto 2 del bloque 4)

 

ACTIVIDADES BLOQUE 2

LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA

1. RELACIONES DE PRODUCCIÓN Y RELACIONES DE EXPLOTACIÓN.

Identificamos las relaciones de producción y explotación en diferentes épocas históricas. En grupos pequeños (de 4 a 6 personas) elegimos al relator/a y al portavoz.

Se pueden hacer varios grupos sobre una misma época:
a) Esclavismo
b) Feudalismo
c) Capitalismo

Exponemos para socializar las diferencias.

2. CONCEPTO DE COMUNISMO.

Individualmente pensamos cuál sería la definición de Comunismo.
Diferenciémoslo de Socialismo.
Tormenta de ideas y puesta en común.
3. ¡JUEGA TU PAPEL!
En una situación hipotética imagina que nos sentamos diferentes personajes de la sociedad para exponer nuestras ideas sobre cuatro temas diferentes; la pobreza, el trabajo, la economía y la vivienda.

PERSONAJES

Un rico latifundista de Andalucía.

Causas de la pobreza
Situación del mercado de trabajo
Cómo va la economía
Preocupación por la vivienda

Un rico empresario inmobiliario de Madrid.

Causas de la pobreza
Situación del mercado de trabajo
Cómo va la economía
Preocupación por la vivienda

Un padre de familia, peón-trabajador de una empresa metalúrgica.

Causas de la pobreza
Situación del mercado de trabajo
Cómo va la economía
Preocupación por la vivienda

Un joven parado de familia trabajadora.

Causas de la pobreza
Situación del mercado de trabajo
Cómo va la economía
Preocupación por la vivienda

Cada compañero/a que intente sentir sus ideas metiéndose en el papel de ser quien le toque ser. También podéis inventaros nuevos personajes.

Si estás trabajando tú sólo, puedes rellenar los diferentes planteamientos.

Una vez rellenos compara si existen o no muchas diferencias, y contestad a la siguiente pregunta:

¿A qué creéis que se debe la diversidad de opiniones y visiones sobre los mismos temas?

 


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