El TISA financiero, o el contraataque estratégico de las finanzas globales

Solo en Bruselas, el capital financiero dispone de un regimiento de 1.700 lobbistas y gasta más de 120 millones de euros al año en actividades de lobby.

 

“El objetivo de la legislación es garantizar que Estados Unidos sigue siendo un líder global en el mercado de derivados. Estados Unidos ha perdido mucho de su liderazgo en los mercados de futuros regulados (exchange traded futures markets) en Europa y el mercado no regulado (over-the-counter market) puede que no esté muy atrás. El Congreso tiene ahora una buena oportunidad para revertir esta tendencia.”

Senador por Indiana RICHARD G. LUGAR 

“Tal como veo esta ley, tratamos de hacer cosas sencillas que puede que no provoquen gran excitación entre los consumidores americanos, pero son muy importantes y afectan al bienestar, prosperidad y seguridad financiera de todos los que trabajan, ahorran, invierten y se benefician de vivir y trabajar en la mayor economía en la historia del mundo.”

Senador por Texas PHIL GRAMM

ONE HUNDRED SIXTH CONGRESS. SECOND SESSION ON S. 2697—THE COMMODITY FUTURES MODERNIZATION ACT OF 2000 JUNE 21, 2000


El comercio mundial supera la cifra de 13 billones de euros al año. Pero esta enorme cifra es muy inferior al volumen de transacciones de divisas (52 billones en mercados no regulados y 7 billones en mercados regulados). Solo las transacciones de productos financieros vinculados con divisas del mercado financiero de Londres (cerca de 20 billones) supera el valor del comercio mundial visible. El conjunto de los mercados no regulados de productos derivados (divisas, tasas de interés, materias primas, activos…) supera los 500 billones de euros al año, y 50 billones en los mercados regulados. En los mercados globales se negocian al año acciones, bonos y papel comercial por valor de unos 65 billones de euros, y seguros sobre créditos fallidos por otros 15 billones. Por muy reducidos que sean los márgenes de ganancia, la plusvalía que se canaliza a través de los mercados financieros globales puede superar fácilmente el valor de todo el comercio mundial.

Solo en Bruselas, el capital financiero dispone de un regimiento de 1.700 lobbistas y gasta más de 120 millones de euros al año en actividades de lobby [1] (en comparación, el dinero destinado a la supervisión del sistema financiero a través del FMI se limita a unos 20 millones de euros anuales) [2].

El objetivo principal de estos agentes del capital es evitar que la crisis financiera se traduzca en políticas de control y regulación del mercado financiero que ponga en riesgo tan lucrativo negocio. Estos agentes controlan todos los organismos de supervisión financiera de la UE, y la correlación de fuerzas políticas incluso favorece que se sitúen entre los principales interlocutores de la Comisión, de modo que las políticas que Bruselas impulsa responden más al mandato del capital financiero que al mandato popular.

Aunque la liberalización financiera ha sido un arma de Estados Unidos para contrarrestar con el dominio financiero el deterioro de su poder productivo y comercial, los grandes bancos alemanes y franceses (Deutsche Bank, BNP Paribas, Crédite Agricole, Société Générale…) también controlan una parte importante del mercado financiero global. Estados Unidos y la UE pretenden preservar algunas especificidades de sus respectivos negocios, y limitar el acceso de las entidades financieras de la contraparte en sus respectivos mercados; por eso en la negociación del Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) Estados Unidos rechaza hablar de acuerdos en materia de regulación financiera, a pesar a la insistencia europea, que en marzo redactaba su propuesta de regulación compartida [3]. Para intentar flexibilizar la postura en junio viajaba a Washington el comisario Michel Barnier para afirmar la voluntad de los políticos europeos de contar con Estados Unidos como socio preferente también en este asunto [4], a pesar de los diferentes criterios regulatorios o de funcionamiento de los mercados de derivados en uno y otro lado del Atlántico norte (en Europa todo pasa por los bancos; en Estados Unidos hay mercados financieros extra-bancarios potentes). La postura común es clara: Estados Unidos y la UE tienen que ponerse de acuerdo, para garantizar que se mantiene el control sobre un mercado financiero que se quiere dominar a escala global.

Estos desacuerdos puntuales, que reflejan un aspecto de las rivalidades interimperialistas, se resuelven en acuerdos de base cuando se trata de imponer al resto del mundo el modelo neoliberal -versión bancaria o versión fondos de inversión- en su vertiente financiera. Tras el fracaso de la Organización Mundial de Comercio (OMC) incapaz de llegar a un acuerdo sobre liberalización de los servicios, Estados Unidos y la UE decidieron iniciar una negociación bilateral de liberalización del sector servicios (Trade In Services Agreement - TISA) con la participación de los países subordinados a Estados Unidos en América y Asia [5], cuyo objetivo es imponerla como modelo en los países y regiones donde pueden encontrar mayor resistencia por disponer de modelos más autocentrados, como China, India, Rusia o los países del ALBA.

En este contexto, USA y la UE van de la mano para imponer un acuerdo global de liberalización de los mercados nacionales de servicios financieros tal como refleja un documento del mes de abril que se conoció recientemente [6], en el cual la UE no manifiesta ninguna prevención regulatoria como las que expresa en las negociaciones del TTIP. Por el contrario, todo el documento es un canto a la liberalización más absoluta, orientado a facilitar a las entidades financieras de los países dominantes, sin siquiera tener una sucursal en el país de destino, el poder ofrecer todo tipo de servicios financieros (seguros, derivados, fondos de inversión etc.). Además, se incluye un conjunto de artículos que impiden en la práctica que los países que se adhieran a la propuesta puedan modificar el marco regulatorio, si este afecta a los intereses de las entidades financieras extranjeras que operan en ese mercado. 

El secretismo con el que se llevan a cabo estas negociaciones, de las que solamente se tiene noticia porque se filtran documentos de las mismas, refleja su carácter marcadamente antipopular, y su objetivo imperialista de captación de plusvalía nacional mediante instrumentos financieros globales. También resulta sorprendente que los negociadores europeos, en una muestra de incoherencia, acepten un pacto global en el que el único criterio es el acceso libre al mercado financiero nacional, cuando por otro lado insisten en la importancia de la regulación en sus negociaciones con USA. Un ejemplo como el poder financiero juega mejor sus cartas, y es capaz de sortear las limitaciones jurídicas que se puedan establecer en uno u otro marco imponiendo sus propias reglas en el resultado final. En esta batalla hay mucho en juego, pues de su resultado depende la viabilidad de las propias sociedades democráticas tal como se conciben en Europa. En España, uno de los países más liberalizados de la UE, el desafío político es aún mayor.

NOTAS
1. http://goo.gl/0e0dQe
2. Pág. 59: http://goo.gl/9rst7Z
3. http://goo.gl/NyOM7q
4. http://goo.gl/mNmIrm
5. Los participantes en el TISA son Australia, Canadá, Chile, Taiwán, Colombia, Costa Rica, Unión Europea, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, República de Corea, Suiza, Turquía y los Estados Unidos.
6. http://goo.gl/ub1K0s